Los interiores fríos son agradecidos por todos, especialmente en los calurosos meses de verano.
Es por ello que el enfriamiento de interiores se ha convertido en todo un reto en el mundo de la arquitectura. Un desafío en el que están muy presentes tanto el diseño como la sostenibilidad.
A continuación, tratamos este tema con profundidad:
EL CALENTAMIENTO GLOBAL Y SUS EFECTOS
El calentamiento global y las temperaturas extremas están aumentando cada vez más la demanda de sistemas de climatización.
El sector de la construcción se ve obligado a satisfacer esa creciente demanda de refrigeración, sin dejar atrás su compromiso con la sostenibilidad y el planeta. Por suerte, existen a día de hoy varias soluciones para hacer frente a este reto.
De forma general, estas soluciones se podrían agrupar en activas y pasivas (nos centraremos en estas últimas). Es cierto que existen climas extremos en los que se hace indispensable el uso de sistemas de climatización artificiales, pero en una gran parte de la tierra es posible conseguir un flujo adecuado de aire mediante sistemas pasivos. Para ello, es importante que estas acciones sean tenidas en cuenta durante la elaboración del proyecto arquitectónico.
UN CONCEPTO IMPORTANTE: LA INERCIA TÉRMICA
La inercia térmica es una medida pasiva que permite ahorrar en el consumo de refrigeración.
¿Cómo? Mediante el uso de materiales con inercia térmica (agua, granito, tierra seca, etcétera). Dichos materiales son capaces de mantener una temperatura estable en interiores a lo largo del día.
En los meses de verano, el material absorbe calor durante el día y lo expulsa durante la noche, logrando mantener una temperatura constante en el interior de la casa.
Aclarar que, aprovechar la inercia térmica de los materiales en construcción no siempre es posible. Es un recurso adecuado para cualquier edificio que se use de forma continua.
ALGUNOS SISTEMAS DE VENTILACIÓN NATURAL
El uso de materiales con inercia térmica, unido a ciertos sistemas de ventilación natural, permite reducir el consumo de energía de un edificio, así como mejorar el confort térmico.
Ejemplos de estos sistemas de ventilación natural pueden ser:
- La ventilación inducida: consiste en ubicar las entradas de aire en el suelo del edificio, y las salidas en el techo del mismo. De esta forma, el aire frío que entra, empuja al aire caliente (que pesa menos) haciéndolo salir y manteniendo una temperatura estable en el interior.
- La ventilación cruzada: consiste en disponer los huecos de las paredes de un edificio de forma opuesta, favoreciendo los cambios constantes de aire y reduciendo la temperatura interna.
¿Te ha resultado interesante el artículo? Visita nuestro blog para descubrir más entradas como esta.
Si quieres conocer más sobre nosotros, nuestros proyectos y filosofía de trabajo, no dudes en visitar nuestra página web. También puedes seguirnos en nuestras redes sociales.